
Por Claudia Posada
Desafortunadamente, para la población colombiana en general, son desmedidos los inconvenientes de una estrategia como lo es, el fustigar en nombre del “amor a la patria” mediante información tergiversada que agrava la realidad; con mensajes tendenciosos que desdibujan obras y gestión en busca de soluciones, lo mismo que con afirmaciones mentirosas; todo esto es sumamente dañino al clima de zozobra e incertidumbre en un país que, de por sí, se siente agobiado por culpa de grupos que han creado crisis con sus violencias permanentes desde años atrás y no resueltas por algún gobierno de turno; así se ha impedido el bienestar que parece nos es esquivo en territorios y ciudades por acciones y golpes infames. Semejante Torre de Babel- símbolo de la soberbia humana (entre otras explicaciones mitológicas consagradas en la Biblia)- empeora con toda postura que estimula el miedo y la rabia. No son pocos, lamentablemente, los espacios aprovechados por enemigos de la pacificación de país, para crear incertidumbre y mucha desconfianza. Desde habitantes barriales o veredales, hasta figuras nacionales, pasando por mandatarios locales y regionales, y desde las bodegas (financiadas por opositores deseosos de poder a toda costa) que alimentan las redes sociales, el bombardeo negacionista que no se compadece con el deber ser que nos uniría en torno al dialogo productivo por una sociedad menos confundida, esto, si hubiera voluntad de entendimiento respetuoso en la diferencia.
Asombrada, por decir los menos, observé la transmisión del reciente encuentro en Támesis, Antioquia, convocado por entidades del orden nacional para explicar a la comunidad del Suroeste antioqueño, a sus lideres, alcaldes y demás fuerzas vivas de la subregión, lo pertinente a la construcción de las Áreas Protegidas de Producción de Alimentos (APPA), que busca resguardar la actividad agropecuaria en armonía con el ambiente. Digo “asombrada” porque la intervención del señor gobernador del Departamento, Andrés Julián Rendón, fue toda una provocación a los asistentes que gritaban arengas desafiantes. No es que se pretenda esperar un discurso zalamero, no, se trata de pensar que, en un escenario institucional, el anfitrión -primera autoridad del departamento en este caso- no debería parecer que estuviera en una tarima de campaña política electoral. Las buenas maneras nunca sobran cuando se representa alguna de las ramas del poder público; así que, sin tono pendenciero, bien podía el señor gobernador expresar su inconformidad con el tema central motivo del evento citado desde el nivel nacional, lo mismo que podía expresar sus puntos de vista -si en concreto los tiene con sólidos argumentos- respecto a la Resolución por medio de la cual se dio vigor a las pretensiones del programa para la protección de la actividad agropecuaria en armonía con el ambiente y el ordenamiento territorial. Durante y después de la intervención del gobernador de Antioquia, se armó tal bochinchero que la ministra del Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, tomó el micrófono para rogar, con el mejor y más respetuoso tono, la calma necesaria que permitiera el desarrollo de los temas a tratar según la agenda conocida con antelación.
El espacio para el dialogo social con sede en Támesis, convocado para la subregión del Suroeste, sin duda alguna requería disposición de escucha y análisis por parte de los alcaldes y demás asistentes (muchos de ellos activistas de fracciones políticas) al igual que lideres de sectores mineros, campesinos y étnicos; era muy importante escuchar intervenciones de representantes de comunidades deseosas realmente de entender la dimensión de lo que se pretende con la Resolución 377 del 2024. Con tanto ruido se quiso más bien -y de alguna manera se logró- sembrar dudas al mezclar aspectos técnicos con reiterados matices de oposición meramente política. La resolución que había que desmenuzar, y que identifica las Zonas de Protección para la Producción de Alimentos (ZPPA) como figura de la política agraria del gobierno nacional en el marco de las Áreas de Protección para la Producción de Alimentos (APPA) en Antioquia y el país, no debería ser tomada como arma de confrontación; dadas las ventajas que con ella se busca, de pronto es la oportunidad de mirar si va a fortalecer el campo colombiano, al señalar que el espíritu de la misma es definir el ordenamiento para proteger la producción de alimentos en la Colombia rural.
Con la coordinación de las ministras de Agricultura y Desarrollo Rural, Martha Carvajalino; de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad; y la viceministra de Minas, Johana Rocha, la jornada en Támesis buscaba hacer pedagogía lo mismo que generar debate; y es de justicia reconocer el dominio de los temas a su cargo por parte de las señoras ministras; por lo tanto, se oyó muy fuera de tono la salida ofensiva de un alcalde que “invitó” a una de ellas a retirarse del cargo pues “le queda grande”. (Esto evidenció las intenciones de su discurso). En particular las intervenciones de la viceministra de Minas, Johana Rocha, a quien antes no habíamos oído, dieron buena cuenta de la propiedad con que trata lo suyo. En cambio, también hubo oportunidad para descubrir cómo hace de falta humildad en personalidades de la vida pública con responsabilidades que demandan conocimientos mínimos para ostentar con solvencia los cargos que les fueron encomendados por voto popular. Somos la misma población colombiana, electora, llevando a las esferas de poder y decisión, mediante el voto popular, a quienes nos van a representar sin tener suficiente o ninguna idoneidad, es nuestra la culpabilidad de estar mal conducidos; aquellos son los mismos que no quieren que nos eduquemos en lo que respecta a formación política; los mismos que están encargados de elegir en otras ramas de los poderes públicos y no nos damos cuenta que lo hacen con criterio sórdido.
¡Cómo quisiéramos una clase política idónea para legislar y gobernar! ¡Como deseamos una Justicia escrupulosamente decente e incorrupta! ¡Qué dicha sería descubrir todos los días funcionarios cumpliendo sus deberes -que los hay- aunque algunos medios de comunicación los acorralen creyéndose jueces! En todo caso, no es la bulla ideológica lo más conveniente para salvar nuestro país. Sucedió en Támesis, pero pasa en muchas otras partes, escenarios y tribunas.
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