17 septiembre, 2025

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Qué lee el maestro Gardeazábal: Esperanza

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Gardeazabal

Autobiografía del papa Francisco, editada por Plaza y Janés

Rompiendo con la costumbre ancestral de que un papa no publica en vida su autobiografía, el papa Francisco, con el mismo ímpetu con que se negó a ponerse los zapatos rojos de todos los anteriores pontífices y siguió con los mismos dizque ortopédicos, negros y gastados que llevaba, ha escrito este libro ayudado por Carlos Musso. No es una obra de fina literatura, aunque está escrito con amabilidad y se deja leer con interés.

Pero lo que si resulta evidente y sorprendente es que las 336 páginas del texto están impregnadas de la manera de ser, de pensar y de entender de un papa que no se las trajo nunca envueltas.

Desde sus orígenes del Piamonte, de donde sus abuelos llegaron a la Argentina a principios del siglo XX, hasta sus admoniciones moralistas e ilusas de las últimas páginas, todas están impregnadas de una formación religiosa primaria, moldeada no por los jesuitas, como se creería de un papa ordenado sacerdote en la Compañía de Jesús, sino por los salesianos, alrededor de los cuales trascurrió su formación de infante y de adolescente.

El papa nunca ha hecho gala de cuánto le debe o le estorba esa educación salesiana, pero cuando detalla los consejos que le daba el cura parroquial o narra sin importarle las maneras de comportamiento, se evidencia que este papa, llamado Francisco, llegó a ser provincial de los jesuitas argentinos, pero no dejó de pensar con los resabios y fantasmas que los hijos del italiano don Bosco pregonaban sobre el pecado y la muerte para asustar y tarar las juventudes.

Obviamente también es un argentino y como tal, a veces da la sensación de qué sentía desde chico como si fuera ungido por los dioses de las Dolomitas.

Sus actuaciones de montar en bus y no en su carro. De alojarse en el hotel de los cardenales y no en el piso vaticano para los papas. De ir a las barriadas y no a la Casa Rosada. De pregonar libertades, pero mirar con desprecio a los sacerdotes pedófilos, es más de un populista que de un creyente en la justicia social.

Izquierdista sin duda, lector de novelistas rusos y franceses, narra su vida con detalles de su juventud y de sus ancestros, pero pasa de largo en las actuaciones que ha tenido para reformar la iglesia y modernizar sus códigos. No quiere discutir. Impone. Para entender que tanto acercó la Iglesia Católica al desbarrancadero, hay que leerlo.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.

Audio: https://youtu.be/WztKouXBdWk