Por Gabriel Zapata Correa
El país no había enfrentado una crisis tan grave como la que está sufriendo, por cuenta de la total desadministración del gobierno del presidente Petro, quien olímpicamente decidió irse de paseo a Dubai, en su viaje 42 de su mandato, mientras algunos territorios se desangran por cuenta de las bandas traquetas criminales.
Tendríamos que decir sin lugar a equivocarnos, que el propio presidente está convencido de su incapacidad e ineptitud para resolver los problemas que él mismo ha generado en el país, que decide irse de viaje. ¿O qué pudo resolver cuando estuvo en el Catatumbo, a donde llegó tarde por estar de viaje en Haití?
¿O por qué no ha podido solucionar las crisis de orden público en Norte de Santander, en el Cauca, en Arauca o en el Caquetá o en el Chocó?
¿O qué pudo hacer para contener al ELN en el Catatumbo, donde el número de desplazados ya supera los 50 mil? ¿O va a negar que les avisó a los elenos sobre los operativos del Ejército, cuando publicó en su cuenta de X la ubicación de su principal campamento, en un trino que borró cuando le llovieron críticas de todo el país? ¿No incurrió Petro en traición a la patria?
Hay que decir que el país está en completo abandono en casi todos los frentes, en medio de la crisis institucional que su mismo gobierno ha producido, como el desconocimiento de los fallos de las altas cortes. Así lo acaba de hacer el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, con un fallo de la Corte Constitucional, sobre los aportes obligatorios del Gobierno a las EPS. No les importa. Porque este es un gobierno totalitario.
Pero hay otro aspecto igual de grave. Se trata del golpe que el gobierno del presidente Petro le acaba de dar al Instituto Colombiano de Bienestar Familia. O a los niños más bien. El ICBF arrancó 2025 con 247.000 millones de pesos menos que en 2024. El recorte presupuestal y un supuesto desorden en la contratación tienen a cientos de familias en crisis. Los niños entre 0 y 5 años y las madres gestantes de las regiones más pobres del país son los afectados.
Tanta carreta que habla el presidente Petro sobre la igualdad, y la defensa de los derechos de los niños. Pero no le duele la niñez en Colombia. Y en contraste se va a Haití y a Dubai, a prometer ayuda de Colombia a los niños palestinos.
La decisión del ICBF golpea también a las regiones. A Medellín también le da duro, con cierta dosis de venganza política, como lo denuncia el alcalde Federico Gutiérrez. El convenio normal con el ICBF con la ciudad de Medellín era de 74 mil millones de pesos, pero solo anunciaron 20 mil millones. Eso significa que más de 54 mil niños de Medellín están en alto riego, por el abandono del gobierno del presidente Petro. Afortunadamente la Alcaldía de Federico Gutiérrez ha mantenido la prioridad de la atención a la niñez con Buen Comienzo, un programa bandero que atenderá a los niños los 365 días al año y que contará estos cuatro años con un presupuesto de 1.5 billones de pesos. Y a los más vulnerables se les llevará la comida a la casa, porque, como dice el alcalde Federico Gutiérrez, “el hambre no sale a vacaciones”. Todo porque a Petro no le duele la niñez. Le duele más Benedetti.
Y tampoco le duele la juventud. Este año no se va a poder renovar los créditos educativos a 180 mil estudiantes activos, lo cual repercutirá en un problema muy grave: la deserción estudiantil. El presupuesto entregado al ICETEX disminuirá un 33%. De 1,2 billones de 2024 pasará a 859 mil millones de pesos en 2025. Esta crisis tampoco le ha importado. A Petro le tiene sin cuidado incumplir las promesas de campaña, y les queda mal a los niños y a los jóvenes, pese a toda la carreta que ha hablado sobre la importancia de la educación para el presente y el futuro del país.
¿Y qué ha dicho sobre las advertencias de los expertos en materia energética, quienes sostienen que estamos frente a un inminente e inevitable apagón nacional? ¡Nada!
Alcaldes y gobernadores han denunciado en diferentes escenarios que el gobierno no quiere pagar los subsidios a los estratos 1, 2 y 3, que son de ley, y tampoco la opción tarifaria tal como lo había prometido el mismo mandatario. Pero ahora se escuda en que el Congreso no le aprobó la reforma tributaria y que las regiones tendrán que pagar la traición de los congresistas, según lo dice. Y lo mismo está sucediendo con el gas. No atendió las advertencias serias de expertos, quienes previnieron sobre la necesidad de explorar y explotar este recurso. Ahora tendremos que afrontar alzas hasta del 36% que van a golpear a las clases menos favorecidas.
El alcalde Federico Gutiérrez dice que “llevan a Colombia hacia un abismo, y sin paracaídas”. Podríamos decir que ya estamos en el abismo. Porque nunca Colombia lucía tan abandonada como ahora. Por eso preguntamos: ¿Y dónde está el presidente?


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