14 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El rompimiento de toda promesa 

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Por Darío Ruiz Gómez 

Tres años de gobierno del electo Presidente Petro y lo importante no es un cambio de nombres en su gabinete si no la necesidad de un balance objetivo de una propuesta política definida por una izquierda populista o sea con “la llegada del Pueblo al poder, la educación gratuita y de alta calidad en todos los niveles, la incorporación a la vida nacional de la minorías étnicas oprimidas, los estudios superiores al alcance de los más pobres, la redención del campesinado y de la clase obrera, vivienda popular, un urbanismo integrador, la reescritura de la historia  de Colombia hasta entonces, según ellos, planteada desde la perspectiva de las clases poderosas”.

Y por supuesto la solución radical del problema de la salud planteada hasta aquí “como un negocio y no como un derecho inalienable de la ciudadanía”. Pero ya se ha dicho, una cosa es el deseo de imponer de inmediato un igualitarismo y otra la pluralidad de los hechos.

¿Se contaba con una burocracia preparada para llevar a cabo lo que supondría un cambio tan descomunal de costumbres políticas con “fervor revolucionario” para trabajar en esta tarea las veinticuatro horas del día? Recordemos que la corrupción comienza cuando se acepta un trabajo para el cual no se tiene preparación alguna y que el amiguismo es a la vez el camino explícito para llevar a una nación a un desastre económico y social tal como sucedió en Cuba cuando decidieron nombrar como Presidente del Banco Nacional a un analfabeta en economía como el Che Guevara.

El cuestionamiento al respecto de Rene Dumont al señalar que unos burdos exguerrileros no podían replantear la economía cubana, el problema de la vivienda y el empleo, fue profética ya que lo mismo hay que señalar después de tres años de gobierno del señor Presidente Petro y el nombramiento de azarosos incompetentes en puestos claves del gobierno, tal como lo estamos viendo con el desbarajuste de la Salud y el sufrimiento de millones de pacientes.

De salida ya objeté la falacia de la llamada por los teóricos al servicio del régimen como una “Paz total”, una entelequia verbal utilizada por el ala más extremista del petrismo para desmantelar silenciosamente las tareas del Ejercito y la Policía permitiendo la proliferación escandalosa de nuevos grupos delincuenciales que hoy nos devuelven a las peores momentos de crueldad de la violencia de los años 50 y que ante el  señalamiento que les acaba de hacer Marco Rubio nadie sabe cómo podrán escapar de los Estados que ocupan en Venezuela. 

Las bodegas de la nueva malediscencia para destruir a un “enemigo”, para encubrir la vedad sobre el semanal asesinato de dos o tres policías abandonados a su suerte, para invisibilizar los más infames desplazamientos de población y mantener en el plano de la frivolidad la responsabilidad de la clase política e intelectual ante una explosión de barbarie propia de los nuevos grupos del terrorismo fundamentalista en el mundo.

“El nacionalismo”, dice Thomas Mann en su discurso contra el totalitarismo, utilizó el poder gubernamental, el monopolio de las publicaciones legales, para fabricar todo el pasado político y cultural de Alemania sin el menor escrúpulo” ¿No es esto lo que el terrible ministro de Cultura está llevando a cabo, vaciando los museos de “obras del pasado” para alojar “las voces raizales” tal como lo he denunciado?

Las llamadas inteligencias sanchistas, kirchneristas, maduristas al servicio de la falsificación de la cultura y de la historia, del concepto de pueblo. Esta es su situación actual, Señor Presidente.