Susurros de Kiko Becerra

Por Francisco Becerra

Pensé que no volveríamos a ver ministros del despacho presidencial metidos en líos judiciales por causa de la “compra” de votos del Congreso para sacar leyes o reformas a la Constitución.

Después de ver presos a cinco ministros del gobierno Uribe por hacer ese cambio de voto de congresista a cambio de la aprobación de leyes, me imaginé que no volvería a pasar.

El escándalo llamado “Yidis Política”, para quienes no lo recuerdan, ocurrió por los nombramientos y contratos que se le dieron a dos senadores, Yidis y Teodolindo, a cambio de votar el artículo que permitió cambiar la Constitución para permitir la reelección del entonces presidente Uribe.

Ese truque de voto por contrato y/o puestos llevó presos a ministros, buenas personas, por el llamado ahora “error”, que la Corte Suprema de Justicia califica como delito. Además, llevó a la cárcel a los dos congresistas.

Se alegó hace 20 años lo que se vuelve a decir ahora: “eso siempre se ha hecho, hay que negociar con los congresistas para que aprueben las leyes”. Pues, esa creencia está definida como delito, con varios fallos al respecto.

El actual ministro de Hacienda, el reconocido economista Ricardo Bonilla, cometió el mismo “error” que cometieron los ministros de Uribe y está en vísperas de ser preso por esta causa. Hay tres testimonios en su contra; dos bastarían para ser indicio grave.  A eso se agregan movimientos presupuestales que coinciden con las fechas de reuniones en las que se hicieron esas negociaciones entre el gobierno y los congresistas.

Puede que uno no coincida con Bonilla en sus creencias económicas y en su falta de personalidad para defender su posición de técnico, frente a las declaraciones galácticas de Petro; lo que no me impide decir que es un señor bien comportado, que no ha causado escándalos característicos de los ministros de este régimen que nos gobierna y, sin duda, es un estudioso de las ciencias económicas. Increíble que sea él quien vaya a salir por la puerta de la vergüenza habiendo tanto bárbaro en el gabinete como el ministro de Educación.

Quisiera no referirme a la increíble justificación de Petro a la descarada compra de votos de congresistas a cambio de puestos y/o contratos, al decir que la culpa la tienen los corruptos tránsfugas congresistas, volviendo a la cuestión: “¿Quién peca más, el que peca por la paga o quien paga por pecar?”.  

No decía eso el actual presidente cuando los ministros de Uribe hacían lo mismo.

La mayor tragedia de este gobierno es repetir calcadamente lo que durante tantos años criticó de los gobiernos anteriores.

Ñapa: La venta del voto de Yidis y Teodolindo, que modificó la Constitución y permitió la reelección de Uribe y posteriormente la de Santos, es para este susurrero el daño institucional más grande de los últimos 60 años. Una razón para tener a Petro ahora como presidente se debe a ese gran error cometido por las ambiciones desmedidas de poder de ese sector político. Por fortuna se volvió a prohibir la reelección.

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