
Por Iván de J. Guzmán López
Sabemos que la muerte es connatural a la vida; sin embargo, no terminamos de aceptar la muerte. Aunque de alguna manera ella se anuncia mediante algún mal, no deja de doler. Hoy nos dolemos de la partida de un ser especial, que respondía al nombre de Alonso Palacios Botero. Ocurrió este miércoles 17 de julio de 2024, en horas de la tarde, aquejado de una vieja dolencia que, hacía ya buen tiempo, anunciaba lo peor.
A decir de sus compañeros de la Academia Antioqueña de Historia (y, seguramente, de tantas personas del mundo empresarial, académico, político, social y cultural antioqueño), el doctor Alonso Palacios Botero fue un hombre excepcional, un hombre de calidades humanas muy grandes, un hombre honrado ante la vida, inteligente, muy sabio, instruido; un hombre con gran capacidad de ejecución. Él no se quedaba con las ideas -que las tenía por montones-, sino que las ponía en práctica para bien de su entorno y la comunidad que impactaba.
Fue una vida de frutos, y baste citar para ello, que ocupó posiciones muy importantes a lo largo de su periplo vital:
Fue director de Planeación departamental de Antioquia, director de Empresas Públicas de Medellín, durante la fructífera gobernación del doctor Diego Calle Restrepo; gerente de la lonja de propiedad raíz; director de planeación municipal de Medellín, cargo que ocupó en dos ocasiones; director de postgrados de la Escuela de Ingeniería de Antioquia y Coordinador del Proyecto Banco de Iniciativas Regionales de Desarrollo, un magnífico proyecto entre la gobernación de Antioquia y la Escuela de Ingeniería de Antioquia, entre otras dignidades, a más que su labor de muchos años en la Academia Antioqueña de Historia, que estuvo signada por responsabilidades como el ser vicepresidente, presidente, y, al momento de su fallecimiento, Miembro Emérito.
El doctor Luis Fernando Múnera López, actual presidente de la Academia Antioqueña de Historia, define al doctor Alonso Palacio Botero, de quien hace poco recibió la presidencia de la Academia, como un gran amigo de sus amigos, un hombre generoso, desprendido, alegre, positivo, siempre optimista, siempre generador de buenas ideas e iniciativas de desarrollo.
Desde la Academia Antioqueña de Historia y desde el periodismo, le damos gracias a la vida por habernos permitido el disfrute de él, y, estamos seguros, nos va a guiar su recuerdo.
Un adiós al amigo, al servidor, al líder, al Académico, y un abrazo a doña Rocío, su esposa, y a Silvia, su hija, quienes, con nosotros, sabrán cultivar la memoria y el legado de don Alonso Palacios Botero.
Pie de foto: Imagen cortesía de la Academia Antioqueña de Historia, tomada en mayo de 2023, en el marco de la Convención anual de la Academia Antioqueña de Historia y los Centros Municipales de Historia.
Más historias
Así reaccionó el gobernador por diálogos de Petro con el Clan del Golfo
“A Maduro ni con el pétalo de una rosa…”
¿Petro no ve la viga que tiene en sus ojos?