15 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Un pereirano en Vietnam

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Carlos Gustavo Alvarez

Por Carlos Gustavo Álvarez

Como narrador, como escritor que a ese propósito he dedicado mi tiempo revertido en algunos de mis libros, creo que todas las personas (unas más que otras, por supuesto) tienen una historia que contar. Vida, experiencias, conquistas y fracasos, amores y el dolor emboscado: en fin, el trasegar humano por este mundo, un tránsito tan breve y fugaz que no hay tiempo que perder, la vivencia en el reino fulminante y a la vez maravilloso del carpe diem. 

Con ese ánimo subí al piso 10 del antiguo edificio de la Cámara de Comercio de Pereira, el día que Fernando Panesso Serna me invitó a conocer y a escuchar a su tío político Luis Guillermo Ruiz Pretell, prometiéndome conocer una historia sin desilusión enmascarada. Estábamos en la capital de Risaralda para presentar en la feria del libro “Relato de mi destino”, que con Iván Beltrán habíamos escrito contando ese periplo vital de asombro y valor público, de entereza y versatilidad que es la vida misma de Panesso Serna. 

Es político (el tío, quiero decir) porque Luis Guillermo Ruíz Pretell había sido el esposo de su tía Nelly Panesso. Y conformaba, además de la urdimbre de ese lazo filial, el protagonismo, con ella, por supuesto, de una historia que, de tan fabulosa, tenía la piel fértil en un cuento de hadas. Escuché ese argumento de novela de la voz de un hombre maduro y reposado, tanto por el paso de la vida como por la sobrevivencia a los malhechores intrusos de la salud, que habían terminado con las vidas de Luz Stella y de Nelly, sus sucesivas parejas de fantasía. 

La muerte es una trabajadora insensible y puntual, que se esconde en los rincones de nuestra vida, que rasguña las ventanas, que habita la alacena, que camina los tejados”. 

Luis Guillermo terminó su relato. Este había sido un río de sucesos, ahora decantados en un mar de recuerdos que se desbordaban multiplicados en un delta de vivencias que parecían nimbadas por el sortilegio de lo inverosímil. Conocer a Nelly, separarse de ella para irse a estudiar la carrera de Medicina en Manizales, descubrir a Luz Stella, dislocarse de ella raptado por la decisión unívoca de su padre de enviarlo a los Estados Unidos y alistarlo tan joven e imberbe en el ejército entremetido de ese país que sacrificó a sus jóvenes (58.159 bajas) y exterminó tres millones de vietnamitas en 20 años de guerra absurda y estéril que se clausuraron con pena en 1975, el retorno de Luz Stella, su adiós, y el reencuentro de la fantasmalmente lejana Nelly siempre en su corazón, cuando la vida de ambos era una suma de décadas y laberintos y el regalo de la providencia fue reunirlos en una cita para vencer lo que parecía un nebuloso olvido, el exilio de la felicidad. 

De todo eso hablarán el próximo martes 27 de febrero, en el Hotel Movich de Pereira, Luis Guillermo, Iván Beltrán y por supuesto, Fernando Panesso, que a su modo gestó este testimonio magnífico que es el libro “Un pereirano en Vietnam: memorias de un veterano del amor y de la guerra”, al que también dota de un prólogo consonante. Es un relato que gestaron durante dos años Luis Guillermo e Iván, vertido en un libro editado por Ícono, en el que hasta el dramatismo de tragedia que sopla en algunas habitaciones de esa vida, se remansa en la belleza de una prosa nutrida y pletórica de poesía de una casa magnánima. 

Iván Beltrán es uno de los grandes poetas de este país de lectores exiguos. Su libro “El fulgor”, de Pijao Editores, es un crisol de versos de hermosura y soledad, de amor y sombras que se aferran con manos de ternura al espejismo mural de la esperanza. Toda su condición de fado lejano, su inagotable ventura de mago de las benditas palabras las vierte Iván en este libro de tan novedoso título y de tan virtuoso portento de singladura como la de Luis Guillermo Ruiz Pretell. 

Luis Guillermo dibuja una sonrisa y cierra los ojos para buscar a Nelly, más allá del tiempo, más allá de la historia, más allá de la espera que significó su vida”.