Jorge Alberto Velásquez Peláez
• Las proyecciones que han hecho los dos gobiernos, del intercambio comercial, no están respaldadas por la actual coyuntura ni por las más probables perspectivas.
• No ha habido una sola palabra respecto a las formas de pago desde Venezuela por las exportaciones colombianas.
• El comercio por la frontera de Cúcuta es controlado y dominado perversamente por Freddy Bernal, gobernador tachirense.
• Nada se sabe de Procolombia, mucho menos de la oficina comercial en Caracas.
• No se sabe si el Acuerdo de Alcance Parcial binacional (tratado comercial) se aplicará igual que en el pasado.
• No se le ha exigido a Venezuela garantías de exclusión de Colombia de restricciones impuestas por futuros regímenes de control de cambios en Venezuela.
• No hay garantías de no expropiación de empresas colombianas en Venezuela, riesgo siempre latente en el vecino país.
• No se ha escuchado una sola palabra sobre el restablecimiento del Comité de Asuntos Puntuales.
• No hay claridad sobre los efectos que sanciones internacionales contra Venezuela, gobierno y funcionarios, puedan tener en las relaciones comerciales y financieras binacionales.
• No se ha definido un mecanismo que evite que, como ya ocurrió, las relaciones comerciales sean paralelas en su comportamiento a las relaciones políticas.
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