Por Eduardo Mackenzie (foto)
Enrique Santiago, cabecilla de una organización comunista española, está respirando por la herida. El asesor de las FARC, eminencia gris de los inicuos pactos secretos entre Juan Manuel Santos, el gobierno cubano y las FARC, no entiende cómo la corriente uribista y sus aliados pudieron, tras los ocho años abyectos del gobierno de Santos, ganar de nuevo, mediante el voto universal, la presidencia de la República de Colombia.
El jefe mamerto español teme que toda esa construcción criminal anti colombiana por la que él trabajo tan duro en los últimos seis años (pero por un buen salario) se venga irremisiblemente al suelo en los próximos meses por la cantidad de bellaquerías y bombas antidemocráticas que dejó plantadas.
Incapaz de expresar ese pánico de manera racional, Santiago sólo logra vomitar su odio contra Colombia y contra todo lo que no sea FARC, y lo hace de una manera desesperada y hasta ridícula.(Lea la columna).
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